El hambre generalizada en el llamado Tercer Mundo no es el producto de la “selección natural”, sino un problema muy concreto de origen humano. Lo que condena a millones de personas a una vida de miseria y a morir de hambre no es la “supervivencia de los más fuertes”, sino el hambre de beneficios de un puñado de grandes bancos y monopolios
Estamos examinando el caso de la banca privada en general, como ejemplo paradigmático del gran agente económico que fomenta la desigualdad, y en nuestra entrega anterior, habíamos hecho ya algunas referencias a la entidad BBVA, como un claro ejemplo concreto de estas entidades. En este artículo de Enric Llopis para el medio Rebelion se da más información sobre la unión sindical que está intentando reunir fuerzas para luchar contra los despidos y el acoso laboral practicados por el banco hacia sus trabajadores/as. Concretamente, en marzo pasado un total de 9 centrales sindicales (CC.OO., UGT, CGT, ACB, CIC, ELA, LAB, SCAT y SEC) convocaron concentraciones ante las 7 delegaciones territoriales de la entidad financiera, para protestar por la ola injustificada de despidos. Los sindicatos denunciaban además estrategias de presión y amedrentamiento, mientras se allana el camino a la banca digital. Mientras, sus altos directivos van engordando sus ya escandalosos sueldos. Bajo eufemismos técnicos tales como "prioridad estratégica en el control de costes", justificados en la adquisición de terceras entidades, y en la supuesta necesidad de clausurar oficinas y reducir personal, el caso es que en la práctica el goteo de trabajadores/as que pierden su empleo no cesa. La presión sobre los empleados y empleadas, así como las horas extraordinarias no remuneradas se han convertido en una constante en el ambiente laboral del BBVA. Si a ello le unimos las denuncias de la campaña "Banca Armada", por la cual supimos la relación del BBVA con empresas del entramado militar (como el Grupo Airbus o Finmecanica), además de los 2.700 millones de euros invertidos por el banco durante el año 2016 en el sector, tenemos ciertamente un cóctel explosivo.
¿Son éstas las únicas tropelías que lleva a cabo impunemente el sector bancario? Desgraciadamente, no. En este artículo del medio Publico se revela que BBVA, Santander y otros 18 bancos europeos ganaron 25.000 millones de euros en paraísos fiscales. Y es que según un estudio de Oxfam Intermón y la Fair Finance Guide International, los paraísos fiscales representan el 26% de los beneficios obtenidos por los 20 principales bancos europeos. No es momento (lo haremos en su bloque temático correspondiente, dada su importancia y extensión) de hablar a fondo sobre los paraísos fiscales, pero aquí lo haremos únicamente en lo tocante a esta información. El informe citado explica que algunos bancos utilizan los paraísos fiscales para evitar el pago de los impuestos que les corresponden, para facilitar a sus clientes la elusión fiscal, o para sortear ciertas regulaciones o requisitos legales. Y por supuesto, para obtener beneficios: en 2015, las 20 principales entidades bancarias europeas obtuvieron un beneficio de 4.900 millones de euros en el pequeño paraíso fiscal de Luxemburgo, más de lo que obtuvieron en Reino Unido, Suecia y Alemania juntas. El informe también indica que un/a empleado/a de banca en un paraíso fiscal genera un beneficio medio de 170.000 euros anuales, cuatro veces más que su homólogo/a en cualquier otro destino. Por ejemplo, el banco francés BNP Paribas obtuvo un beneficio de 134 millones de euros libres de impuestos en las Islas Caimán, donde carecen de personal. ¿Interesante, no? Si lo extrapolamos a todas las entidades del IBEX-35, resulta que existen 890 filiales de las citadas empresas alojadas en paraísos fiscales...Más interesante, aún, ¿no? ¿Y qué tiene todo esto que ver con la desigualdad (puede que se haya preguntado algún/a lector/a despistado/a? Pues está claro: las empresas (en este caso bancos) que eluden el pago de impuestos en su respectivo país roban fondos que dicho país necesita precisamente para combatir la pobreza y la desigualdad.
Por ejemplo, según estimaciones de Oxfam Intermón, cada año, la elusión y evasión fiscal por parte de las grandes multinacionales priva a los países pobres de más de 90.000 millones de dólares en ingresos fiscales, dinero suficiente como para poder financiar servicios educativos para los 124 millones de niños y niñas sin escolarizar, o atención sanitaria que podría evitar la muerte de al menos 6 millones de ellos. Hace pocas fechas, gracias a un artículo aparecido en el medio Kaos en la Red, nos pudimos enterar de que los beneficios totales de la banca durante el primer semestre del presente año ascendieron a más de 8.000 millones de euros, lo cual supone un 21% más en comparación con el mismo período del año anterior. Todo un verdadero atraco y expolio a la ciudadanía (por muy legal que sea), mientras continúan los recortes en los presupuestos para los servicios públicos fundamentales. Parece ser que la principal fuente de beneficios para dicha desorbitada cifra han sido las comisiones bancarias, que se han incrementado un 12%. Pero lo que es cierto en cualquier caso es que la banca privada no ha cesado de aumentar sus beneficios gracias a todo tipo de rescates y ayudas (que ahora sabemos que no se devolverán al conjunto de las arcas públicas), ventajas fiscales y financiación prácticamente regalada por parte del Banco Central Europeo (BCE), que funciona como su auténtico lobby. Los tratados de la Unión así lo establecen, ya que como sabemos, el BCE tiene prohibida la financiación directamente a los Estados miembros de la UE, pero no a su gran banca privada, a la cual financia cada vez a intereses más bajos, hoy día prácticamente inexistentes. ¿Se puede vivir mejor? ¿Puede un negocio ser más privilegiado? ¿Puede un agente económico tan bien tratado institucionalmente contribuir más a las malas prácticas y a la generación de sociedades despiadadamente desiguales? Pues eso es exactamente la banca.
Según el sindicato Comisiones Obreras, los ejecutivos bancarios ganaron 132 veces más que los salarios más bajos en sus respectivas entidades, durante el año 2015. Hace 3 años, los salarios máximos eran 76 veces superiores a los más inferiores. La pregunta es...Si no detenemos este desaguisado...¿Cuál será la diferencia dentro de 5 años más? ¿Y dentro de 10 años? ¿Cuál será el límite de esta vergonzosa escalada? Y por supuesto, nada garantiza que los bancos no vuelvan a las andadas con sus productos tóxicos y comportamientos mafiosos con su clientela, tales como los desahucios de familias sin alternativa habitacional, las participaciones preferentes (camufladas bajo otro nombre y apariencia), las obligaciones subordinadas, las cláusulas suelo hipotecarias, los usureros intereses hasta por entrar por la puerta de una sucursal, etc. Todo lo cual no nos exime (de hecho muchos economistas y expertos ya lo vienen advirtiendo) de volver a caer en una terrible crisis financiera que provoque una nueva crisis mundial...¿para volver a hacerse más ricos a costa de los pobres? ¿Para continuar provocando desigualdad? ¿Para continuar evadiendo impuestos suyos y de sus clientes? ¿Para continuar invirtiendo en aberrantes negocios que destruyen a la humanidad? ¿Hasta cuándo vamos a continuar permitiendo a la banca privada que destruya nuestras sociedades? ¿Hasta cuándo vamos a consentir que estos grandes actores económicos agranden su poder y su impunidad? De hecho, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya lleva advirtiendo durante los últimos meses sobre los tremendos riesgos de los nuevos productos bancarios (bonos convertibles, determinados fondos de inversión, diferentes tipos de deuda, productos estructurados, etc.). Pareciera que los banqueros no han entendido nada, y después de todo lo que ha caído, continúan con sus viejas prácticas, de avasallar y dominar al conjunto de la ciudadanía, bajo la clara connivencia y apoyo de los indecentes gobernantes a su servicio.
Y es que el poder de la gran banca privada es increíble. Dominan al poder legislativo, al Gobierno y a los principales medios de comunicación. Los grandes bancos y sus directivos y asesores están colocados simultáneamente en los Consejos de Administración del resto de grandes empresas del país, con lo cual poseen un nivel de información y de influencia ciertamente asombroso. Y todo ello lo siguen proyectando hacia la arquitectura social de la desigualdad. Pero no nos engañemos: todo ello ocurre porque la propia sociedad se lo permite. Es nuestra responsabilidad, la del conjunto de la ciudadanía y los poderes públicos, el tomar una serie de progresivas decisiones y medidas que vayan contrarrestando el enorme poder de la banca, hasta que la situación cambie y se de la vuelta por completo, y sea el conjunto de la ciudadanía la que controle a la banca. Ello puede conseguirse, como vía fundamental, estableciendo el carácter público de las entidades rescatadas, y volcando todo el apoyo y el control democrático sobre dichas entidades, de tal manera que se difundan las ventajas de una banca pública, así como de una banca ética y socialmente responsable. Una banca sostenible, una banca humana, una banca ética, una banca que cuide de los ahorros y los depósitos de la población de una forma transparente, controlada y democrática. Esta es la solución. Ese es el objetivo. El perverso historial de la banca privada en nuestro país avala y justifica necesariamente una profunda transformación y reconversión del sector hacia un modelo justo y sostenible de banca pública, que cambie los parámetros de funcionamiento, que altere la prioridad de los objetivos, y que naturalice, devuelva la humanidad al negocio (aunque pensamos que nunca la tuvo), y que contribuya decididamente al progreso de la sociedad a la que sirve. Mientras continuemos apoyando a formaciones políticas que miren para otro lado en relación a la banca, contribuyendo a aumentar su poderío e impunidad, nuestra sociedad continuará enferma. La banca es nuestro principal cáncer. Continuaremos en siguientes entregas.