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21 marzo 2017 2 21 /03 /marzo /2017 00:00
Sobre la vuelta del Servicio Militar Obligatorio

Sin embargo, a los militares les sobrevino una democracia formal y tuvieron que tragar carros (de combate) y carretas para desempeñar el papel, si no de un ejército democrático (¿es acaso posible?), sí del ejército de una democracia. Por razones nada antimilitaristas, sino económicas y operativas se acabó (¡con Aznar!) aquel secuestro llamado mili, y además se permitió la entrada a algunas mujeres a lo que ¿era? una escuela de brutimachismo. Por último, se encargaron a las FF.AA. tareas propias de protección civil (UME) y de Cruz Roja

Juan Antonio Aguilera Mochón

Recientemente, hemos conocido que el Gobierno sueco ha adoptado la decisión de restablecer el Servicio Militar Obligatorio en el país, siete años después de haber sido abolido. Esta decisión se toma con el objetivo de paliar la falta de soldados, según argumentan fuentes oficiales. Suecia es un modelo de país avanzado y un modelo a seguir en muchos aspectos, pero creemos que se equivoca rotundamente con esta decisión y con este planteamiento. Pensamos que el Gobierno sueco debería plantearse el por qué de esa falta de soldados, atender a sus verdaderas causas, en vez de pensar en volver a establecer como obligatoria una actividad que literalmente secuestra la vida de miles de jóvenes durante un cierto período de su vida. Esa propuesta ha sido apoyada en nuestro país por el famoso Juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud (un estupendo profesional por el que siento un enorme respeto, famoso por sus sentencias originales y "ejemplarizantes", basadas en los aspectos de reeducación y reinserción social más que en los aspectos punitivos), quien se ha manifestado a favor de reimplantar el Servicio Militar Obligatorio también en España, sobre todo para el colectivo de los denominados "ni-nis" (chicos y chicas jóvenes que ni estudian ni trabajan).

 

Pensamos que se equivocan, que la vuelta de la "mili" obligatoria no es ninguna solución para paliar los graves problemas y conflictos que nuestra sociedad demanda, especialmente para el colectivo de jóvenes. Argumenta Calatayud que los jóvenes suecos "van a a tener que aprender a ser soldados, o lo que es lo mismo, disciplina y autoridad, que nunca son mala cosa". Y efectivamente, no son mala cosa, como no lo son tampoco la solidaridad, los derechos humanos o los valores cívicos y democráticos, que tampoco se les enseñan en la actualidad, pues los planes de estudios de los jóvenes de nuestro tiempo están casi totalmente imbuidos en el espíritu del neoliberalismo. Se les enseña y se les adiestra en la competitividad, en el individualismo, en el egoísmo, y por supuesto, en el adoctrinamiento religioso. Ya no estudian música ni filosofía, pero en cambio estudian finanzas. Pero parece ser que estos peligrosos valores no preocupan a nuestros gobernantes. Y por lo que respecta a la disciplina y a la autoridad, no nos parecen las Fuerzas Armadas el mejor sitio para aprenderlas, sino el propio hogar, el seno de la familia, que debe volverse menos "protector" (hay informes de expertos denunciando los graves peligros de las madres superprotectoras de la actualidad) y más ajustado a dichos valores. Y en segundo lugar, el propio entorno educativo, la escuela pública, que también debe velar por realzar en su justa medida la figura del docente, y por activar toda una serie de protocolos para que dichos valores también se difundan. 

 

Continúa el juez Calatayud argumentando que "Aquí, en España, deberíamos tomar nota y plantearnos la necesidad de que nuestros jóvenes hagan un par de meses de campamento, o sea, de instrucción militar. Ellos y ellas. Y los "ni-nis", un año o dos". Y concluye: "Lo que iba yo a disfrutar viendo marcar el paso a esos niños y niñas que ni estudian ni trabajan y están todo el santo día con el móvil...". En fin, creemos que es un planteamiento ciertamente peligroso y equivocado, y que la solución para esos "ni-nis" dista mucho de colocarles un fusil y unas botas, y ponerlos a desfilar. En nuestro país, el movimiento pacifista y de objeción de conciencia se tuvo que emplear a fondo durante muchos años para que finalmente el Servicio Militar Obligatorio dejara de ser eso, obligatorio, lo cual costó como decimos años de lucha, y muchos reproches penales, malos tratos, vejaciones y manifestaciones de cientos de miles de jóvenes y no tan jóvenes durante las décadas de los 80 y de los 90, y al final se consiguió...¿Vamos ahora también a tirar por la borda esa gran conquista social de la juventud y el movimiento pacifista y antimilitarista? Pensamos que no es el camino, que el camino es otro bien distinto. Porque, según el planteamiento del juez Calatayud, ¿qué se pretende entonces? ¿Un Servicio Militar Obligatorio sólo para los pobres? Porque no sabemos si el juez Calatayud es consciente de que la inmensa mayoría de esos chicos y chicas que ni estudian ni trabajan, no son precisamente hijos de grandes empresarios, ni de gobernantes de élite. Suelen ser más bien hijos de un sistema que los desprecia, que renuncia a educarlos sin poner toda la carne en el asador, y que los abandona a su suerte a los albores de una cruel sociedad capitalista. 

 

Por tanto, lo que hay que evitar es que existan esos "ni-nis", así como que las Fuerzas Armadas sean el "sancta-sanctorum" donde se vayan a aprender los principios de la disciplina y de la autoridad. Unas Fuerzas Armadas que hoy día continúan siendo el mejor espejo del carácter retrógrado de una Institución absolutamente anacrónica y antidemocrática. No hay más que seguir los artículos del Colectivo ANEMOI de militares demócratas y republicanos, o del ex Teniente del Ejército de Tierra, Luis Gonzalo Segura (miembro también de dicho colectivo), expulsado de las Fuerzas Armadas precisamente por poner al descubierto toda la ponzoña y la corrupción que se esconde detrás de nuestros Ejércitos. Ellos nos han ilustrado con ejemplos por doquier que durante los últimos tiempos, han sido numerosas las manifestaciones ultraconservadoras de los mandos militares, y sin ir más lejos, la página web del propio Ejército de Tierra mantiene bloqueado el acceso al diputado Alberto Garzón, de UNIDOS PODEMOS, en un episodio más de bochornoso espectáculo para cualquier país que se precie de avanzado y democrático. Unas Fuerzas Armadas que continúan practicando un fervor católico desatado, como vestigio del salvaje nacionalcatolicismo practicado durante la dictadura franquista. Y unas Fuerzas Armadas que continúan bajo la dependencia, el enfoque y el prisma de la OTAN, la organización bélica mundial por excelencia, que el bipartidismo (PP-PSOE) gobernante desde la Transición se ha empeñado en incrementar. ¿De verdad pensamos que son estas Fuerzas Armadas el mejor sitio para inculcar a nuestros jóvenes ciertos valores? 

 

Decididamente, la vuelta de la "mili" obligatoria no es ninguna solución ni para esos "ni-nis" ni para la juventud en general, ni creemos que las Fuerzas Armadas puedan transmitir a dichos jóvenes ningún valor a recuperar. Lo que necesita la juventud española (como la de otros muchos países del mundo) es poder acceder sin reservas a una educación pública absolutamente gratuita y universal, laica, inclusiva, democrática y participativa. Lo que la juventud necesita no es volver a una mili para aprender a desfilar, ni a cultivar los valores imbuidos en el seno de unas Fuerzas Armadas ancladas en el pasado. Lo que la juventud necesita es que sus gobiernos les dediquen atención, les dediquen recursos, les dediquen medios, les ofrezcan salidas laborales y profesionales, y no les condenen, como ahora ocurre, al paro, a la precariedad más absoluta, al exilio laboral, y a la imposibilidad de emanciparse y emprender un proyecto de vida personal. Lo que la juventud necesita es poder encontrar verdaderos referentes más allá de tal o cual futbolista, o de tal o cual youtuber, y eso se fomenta desde la educación y desde la inclusión. Porque es el sistema precisamente el que fomenta en los jóvenes estos ridículos referentes, y el que los difunde de forma perversa no sólo entre la juventud, sino en el conjunto de la población. Lo que necesita la juventud es liberarse de los efectos y nocivas influencias del pensamiento dominante, que es el que legitima precisamente la ausencia de salidas para esa juventud desesperada. Se superó la "mili" obligatoria hace muchos años. Su recuperación sería un nefasto precedente de involución democrática en nuestra sociedad. 

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20 marzo 2017 1 20 /03 /marzo /2017 00:00
Por la senda del Pacifismo (42)

Las guerras se suelen justificar con una “causa justa”, idea que se remonta a San Agustín y Santo Tomás de Aquino. ¿Pero qué es una causa justa? (…) los responsables de la misma dicen que se han visto obligados a desencadenarla para restablecer los derechos humanos, proteger vidas inocentes, salvar la civilización, construir la democracia, etc. Semejantes frases altisonantes, que alguien puede admitir como bien intencionadas, resultan un sarcasmo cruel cuando se consideran las miles de víctimas inocentes, la destrucción de 2/3 de las escuelas de Iraq, el saqueo y expolio de los museos y bibliotecas de Bagdad, donde se conservaban los documentos del origen de la civilización, la abolición de los derechos de la mujer, etc.

Vicente Romano

La insensiblidad de los seres humanos contra las guerras, los conflictos y las intervenciones armadas es algo que se va larvando, que el pensamiento dominante va modelando poco a poco, y para ello, se vale de todo un sofisticado edificio levantado mediante una cuidada pedagogía política que pudiéramos denominar "pre-bélica", tal como hace en su artículo el sociólogo José Luis Vázquez Doménech, perteneciente al Colectivo Internacional "Ojos para la Paz", para el medio Cronica Popular, al que remito a los/as lectores/as, y en el que nos vamos a basar a continuación. Antes de cada conflicto bélico, nuestras Instituciones occidentales nos engañan deliberadamente, nos preparan para la asunción del mismo, nos aleccionan para legitimar dicha intervención, con objeto de que nuestra oposción y crítica a la misma sea mínima. Es indudable que entre la seguridad y la libertad, nuestros gobernantes han optado sin dudas por la primera, para usarla como estrategia con objeto de canalizar por esa vía todos los inconvenientes y consecuencias de un posible conflicto. Sobre todo, cuando se trata de preparar una nueva injerencia o una nueva incursión militar, normalmente delictiva, por muy auspiciada que esté por la ONU, pues este organismo también está viciado en su propio funcionamiento. 

 

Y dicha seguridad tiene la particularidad de que no se instaura como un principio de defensa, sino como una verdadera y potente maquinaria que no cesa en su empeño de llevar la iniciativa. Estados Unidos, la gran potencia agresora e imperialista, con su aliado principal la Unión Europea, esta indecente Europa de los mercados, con la inestimable ayuda y respaldo de la OTAN, la organización bélica por excelencia, se han vuelto expertos en desencadenar nuevos tipos de contiendas, que ahora son incluso televisadas en tiempo real, gracias a su sofisticada tecnología. De entrada, adornan y construyen un nuevo vocabulario que transforma la cruda realidad en una realidad distorsionada, justificando los crímenes de civiles inocentes como "daños colaterales", y utilizando nuevos dispositivos como los drones para causar el mayor daño posible en el menor tiempo, y con las menos bajas posibles. En esta última generación de conflictos, instigan y provocan lo que se vienen llamando "Revoluciones Populares", en países perfectamente escogidos para sus propios intereses, y con dicha justificación, se lanzan a la conquista del mundo, como patrocinadores de los derechos humanos, cuando en realidad son los mayores violadores de los mismos. Bajo las falsas banderas de la democracia, de la libertad y de los derechos humanos, lo que perpetran son graves crímenes contra la humanidad, dejando en la ruina a los territorios y a sus pueblos. 

 

Para ello, en perfecta sincronización con diferentes grupos sociales u organizaciones propias, "exportadoras" de la democracia y no gubernamentales que dicen trabajar por los derechos humanos (más les valdría mirar a sus propios países en primer lugar), activan movimientos para encender la mecha. Esta mecha acaba convirtiéndose en grupos terroristas dirigidos a derrocar a los presidentes que Estados Unidos tiene en el punto de mira de su particular agenda. No se trata de eliminar a los dictadores porque éstos repriman a sus pueblos, tan sólo se trata de esbozar una imagen siniestra del Jefe de Estado hostil para los intereses norteamericanos, como tantas veces ha ocurrido en la reciente historia. De esta forma se va preparando subliminalmente el terreno para la invasión. Esta forma de actuar es letal porque es sencilla y está perfectamente calculada. Es absolutamente previsible y controlable. En primer lugar, se dinamita al gobierno. Sin gobierno no hay ejército. Y sin ejército se crea el caos, que es el mejor caldo de cultivo para sus intereses, que no son otros que pescar en ríos revueltos. La lista de países que han sufrido este proceso por parte de USA sería interminable. Paralelamente, entran en juego dos operaciones sin las cuales no habría probabilidad de éxito. Por un lado están los personajes utilizados para ejercer de mandatarios, de líderes, de empresarios o de políticos, que tienen asignadas una serie de tareas a realizar. Es gente vil y abyecta a la que no le importa su país, y que se vende a los intereses que mejor les pagan. Estos sujetos normalmente están en conexión directa o guardan relación con entidades o asociaciones que tienen un control exhaustivo de lo que está sucediendo.

 

Por otra parte, tenemos la inestimable colaboración de los grandes medios de comunicación dominantes, es decir, esos denodados "periodistas" en nómina y tertulianos de tres al cuarto, que guían con sus artículos y sus "opiniones" las ideas de miles de personas, influyendo poderosamente en una falsa percepción de lo que está ocurriendo, y de sus verdaderas y últimas causas. Pero dentro de esta estrategia es importante recordar la tremenda capacidad que tienen para llevarnos al engaño, a través precisamente de estos "analistas" que tienen una buena acogida social. Este grupo es uno de los resortes principales de la propaganda mediática, colaborador necesario para que las injerencias parezcan enfrentamientos religiosos, y para que la liquidación de presidentes se identifique con el furor de las masas enardecidas por las masacres de sus gobiernos. Y entonces, ya tenemos completado el mecanismo de destrucción masivo más sofisticado de este nuevo siglo. Resumiendo un poco, podríamos detectar los siguientes pasos en relación al calendario de lo que podríamos llamar las "invasiones de guante blanco":

 

1.- Identificar al supuesto enemigo, del que se quieren obtener pingües beneficios, y acusarlo reiteradamente, en todos los medios, a todas horas, y de todas las formas, de dictador, asesino, y si algo falla, de contrabandista o ladrón. 

 

2.- Difundir las noticias que mejor puedan cristalizar la imagen deseada, mentir hasta la saciedad, inventar cuantas más atrocidades mejor, y hacer de la prensa y de la televisión el lugar perfecto para ello. 

 

3.- Crear situaciones insostenibles en los territorios que se desean conquistar. Esto pasa por introducir agentes secretos, militares, grupos terroristas, violadores, y a ser posible, rebeldes con causa. Éstos últimos son presentados como los verdaderos buscadores de la resolución del conflicto que ellos mismos generan. 

 

4.- Ante coyuntura tan sobrecogedora y dramática, responder desde las más altas instancias para acabar cuanto antes con semejante panorama, dando paso a organizaciones no gubernamentales (como Amnistía Internacional o Humans Rights Watch) para narrar los acontecimientos en primera persona, y después, abrir las puertas de los cielos para que la OTAN haga justicia con sus bombas amigas. 

 

5.- Nuevamente valerse de la propaganda mediática para "informarnos" debidamente de que todo lo que está aconteciendo (es decir, una invasión) se realiza para defender a la población civil, castigada indiscriminadamente por sus propios mandatarios. 

 

6.- Recordar que no se quiere la guerra, pero que la situación requiere de una urgente determinación, y tal es así que incluso un buen número de intelectuales y artistas reclaman que no se puede esperar más, y que ya es hora de entrar en acción (La sociedad no puede permanecer callada y convocamos una manifestación)

 

7.- Después de tan ardua defensa, instalar un nuevo poder amigo de los liquidadores, que vaciará las arcas de los bancos y dejará al país en una merma de difícil solución. 

 

8.- Proceder a violentas acciones programadas de rapiñas, pillajes y saqueos, aprovechando el caos generado, privatizando los bienes básicos, adjudicar los contratos de reconstrucción a las empresas del país invasor, vender medio país a las grandes multinacionales, y hacernos creer que ya queda inaugurada una nueva democracia. 

 

9.- Dejar en la cuneta a todos los cadáveres sin distinción, y comenzar la rehabilitación de la mano del olvido y la compasión. 

 

10.- Los grandes periodistas, con más de un premio todos ellos, hacen las maletas y nos trasladan con sus grandes reportajes a un nuevo foco de atención, necesitado de "democracia" y de respeto a los "derechos humanos". En resumidas cuentas, esta pedagogía política del consentimiento bélico consta de las cuatro coordenadas básicas, que se repiten en las diferentes fases: mentir, ocultar, censurar e inventar. Continuaremos en siguientes entregas.

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17 marzo 2017 5 17 /03 /marzo /2017 00:00
Arquitectura de la Desigualdad (29)

La vasta mayoría de los ingresos generados en los últimos 30 años los acumularon los dueños del capital y los que están en lo alto de la pirámide. Los trabajadores de muchos países vieron el estancamiento de sus salarios y cómo sus sueldos no aumentaron ni de cerca tan rápido cómo lo hicieron las ganancias de los capitalistas

Anna Ratcliff (Responsable de la Campaña “Acabemos con la desigualdad extrema” de Oxfam Intermón)

Finalizaremos, en esta entrega número 29, con la exposición de los diferentes argumentos que los defensores y legitimadores de la desigualdad pronuncian con ignorancia y descaro, y los contraargumentos que demuestran sus absolutas falacias. Recordamos de nuevo a los lectores y lectoras que estamos siguiendo como referencia un estupendo artículo del economista Luis Molina Temboury, de Economistas Frente a la Crisis. Pues bien, otro típico razonamiento es el que dice que "El derecho de las personas a enriquecerse hasta donde quieran es un derecho inalienable". Mentalidad capitalista pura y dura, pero pura y simple falacia. No existe el derecho mencionado. Repetimos: NO EXISTE el referido derecho a enriquecerse sin fin, ni en la Carta de Derechos Humanos de la ONU, ni en ningún otro tratado o convenio internacional en vigor en todo el mundo. Como siempre, es producto del tremendo daño que la mentalidad capitalista ejerce sobre nuestro pensamiento y nuestras actitudes. Y por supuesto, tampoco es aceptable anteponer ese (supuesto) derecho a cualquier otro derecho de los demás. Precisamente, el hecho de que vivamos en un modelo social de desigualdad extrema y creciente, no significa que debamos soportarlo como algo inevitable o consustancial a la especie humana. No se debe anteponer el derecho de unos pocos a enriquecerse sin fin, al derecho de muchos a disponer de unos recursos mínimos. 

 

Otro argumento dice que "Los deseos personales deben respetarse siempre para lograr una sociedad de hombres libres". Como comenta Luis Molina, esto ya es delirante. Hay que responder que, simplemente, los "deseos personales" son inaceptables cuando son irracionales, dañinos, o vulneran los derechos de otros. Que uno deseara ser esclavista, violador o explotador de niños poco tendría que ver con la libertad. Precisamente las sociedades avanzadas, las que desarrollan leyes y democracias, se cuidan mucho de que esos "deseos" que rozan con las libertades públicas y los derechos de todos no choquen frontalmente. Y desde luego, dejar sin restringir esas "libertades" en poco contribuiría al bienestar de la sociedad. La libertad personal sólo es aceptable cuando no vulnera las libertades de los demás. Pretender acumular riquezas sin fin mientras gran parte de la sociedad malvive en precario, es una libertad muy poco razonable, y muy injusta y peligrosa. Otro argumento en la misma línea dice que "Dejando en plena libertad al individuo alcanzaremos la sociedad ideal. Los bajos instintos son consecuencia de la represión de los Estados". Ahí queda eso. Es quizá el más puro principio neoliberal, que reniega claramente de la sociedad, que únicamente cree en los individuos de forma aislada. Las personas que así piensan detestan toda forma organizativa y democrática de poder, y sólo les interesa las posibilidades particulares de "triunfar" en la vida, como ellos dicen. Pero vivir en sociedad no sólo responde a una faceta de la antropología humana, y por tanto de su propia naturaleza, sino que además, estos mismos que abogan por la máxima libertad y la mínima sociedad, son los primeros que luego acuden al rescate del "Papá Estado" en cuanto lo necesitan, renunciando a sus propios principios, con lo cual se les ve el plumero fácilmente. 

 

Por ello, los que abogan así en realidad quieren un Estado para que satisfaga sus necesidades cuando les vaya mal, para que el Estado acuda a resolver sus problemas con sus grandes empresas, pero mientras les vaya bien y obtengan cada vez mayores beneficios, reniegan del Estado, es decir, de la sociedad, cuyos miembros les importan un pimiento. Vivir en sociedad no significa sumar deseos individuales de forma caótica, sino definir, desarrollar y respetar toda una serie de aspiraciones colectivas y racionales, que la propia comunidad diseña en su beneficio, es decir, en el beneficio de todos, no sólo de unos pocos. Gracias a todo ello han avanzado las sociedades y las civilizaciones durante la Historia de la Humanidad, y cuando estos principios comunes se ponen en entredicho, las colectividades humanas retroceden e involucionan. Jamás el progreso social se ha conseguido renunciando a los avances colectivos, para beneficiar únicamente a una élite poderosa. Una sociedad con futuro es aquélla que establece normas que favorezcan los avances y el progreso de todos, fomentando los principios y valores comunes de la solidaridad, la generosidad, el altruismo, la cooperación, etc., y ataquen los valores contrarios, es decir, el odio, el rencor, los celos, la envidia, la violencia, el machismo, el individualismo, la insolidaridad, el ánimo de lucro, etc. 

 

Otro argumento dice que "Debemos buscar otras soluciones antes que perturbar la libertad de los demás, la de los grandes ricos o la de quien sea". Este argumento entronca con la definición de libertad material en el sentido marxista y republicano, que concluye simplemente que no podemos ser libres sin tener cubiertas las mínimas necesidades fundamentales. En su momento, cuando hablemos sobre la Renta Básica Universal (RBU) más adelante en esta misma serie de artículos, volveremos sobre este tema para desarrollarlo con más profundidad. Quien pasa hambre o desnutrición, quien pasa frío porque no le alcanza para pagar la calefacción, los estudios de los hijos o los gastos sanitarios, no posee realmente libertad, ya que su existencia está en función del "permiso" que otros le quieran conceder. En este sentido, alcanzar una sociedad menos desigual es extender, fomentar y consagrar la libertad para el máximo número posible de personas, idealmente para todos los miembros de la sociedad. La libertad blindada de una minoría puede impedir (de hecho lo hace) el desarrollo y garantía de las libertades básicas de la mayoría. Y en este sentido, otro argumento dice que "Aunque se tratase de que los pobres tuviesen más libertad, cambiar más libertad de los pobres por menos libertad para los ricos no es progresar gran cosa". Es un argumento que rezuma una discriminación subliminal, ya que parece que pone por delante los deseos, capacidades e intereses de una élite por encima de los del resto de la sociedad. Craso error. 

 

Porque el derecho de todas y cada una de las personas que formamos la sociedad a la libertad, debe ser el mismo para todos. El principio de igualdad de intereses debe prevalecer, si queremos aspirar a una sociedad justa. No es aceptable un sistema que garantice grandes cotas de libertad para los ricos a costa de una mínima (casi inexistente) libertad para los pobres, que además son la inmensa mayoría en un sistema que acrecienta las desigualdades como el nuestro. Por tanto, satisfacer las necesidades fundamentales de todos es lo prioritario. Y para ello, hay que diseñar un sistema que establezca una serie de normas, de límites, de reglas y de prioridades, de garantías y de procesos para que el conjunto de la sociedad tenga sus necesidades básicas cubiertas, y a partir de ahí, volvemos a repetirlo, no pretendemos una sociedad uniformizada, donde todo el mundo gane igual, o tenga igual patrimonio, porque eso sí que podría tildarse como una sociedad totalitaria o fascista. Lo que ocurre es que el sistema ha degenerado tanto, se ha descontrolado tanto, los ricos han asumido tal cantidad de favores y privilegios hacia ellos, que cualquier límite o control que se pretenda establecer para disminuir y controlar las peligrosas desigualdades resuena como una bomba, y genera un amplio rechazo social (no sólo entre los ricos, sino también entre una parte de los pobres, por el tremendo efecto del pensamiento dominante), que enseguida dispara las alarmas alegando cualquiera de los argumentos que hemos venido exponiendo durante estos últimos artículos. Continuaremos en siguientes entregas.

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16 marzo 2017 4 16 /03 /marzo /2017 00:00
Fuente Viñeta: http://manodestacionescap.blogspot.com.es/

Fuente Viñeta: http://manodestacionescap.blogspot.com.es/

Tener fe y confianza son hábitos peligrosos. Todas las instituciones dedicadas a nuestro adiestramiento presentan la fe y la confianza como virtudes. Quien cree y se fía es buena persona, dicen los de arriba. Para el adiestramiento en la fe y en la confianza se introdujo también la enseñanza de la religión

Vicente Romano (“La formación de la mentalidad sumisa”)

Nos encontramos en la recta final de ya extensa serie de artículos. Sólo nos queda tocar unos pocos asuntos para intentar (siempre se nos quedarán muchas más cosas en el tintero, aunque intentamos recoger una radiografía fundamental) redondear la imagen que queremos ofrecer sobre la fortaleza y las herramientas aliadas del pensamiento dominante. Y otro tema que domina buena parte de nuestra vida pública y privada, instaurado también bajo el dominio del pensamiento único, es el relativo a la religión. En la actualidad, existen alrededor de 10.000 religiones en nuestro planeta. Y cuatro de cada cinco personas en el mundo se definen a sí mismas como religiosas. Por tanto, es fácil concluir que el pensamiento dominante, a nivel internacional, está muy ligado al culto a estas religiones. Evidentemente, unas tienen más peso que otras, y no todos los países se enfrentan a este fenómeno de la misma manera. De hecho, las principales religiones (cristianismo, islamismo e hinduismo) aglutinan aproximadamente a dos tercios de la población mundial actual. Precisamente, comentamos ya hace unos cuantos artículos que una característica del dogma neoliberal es convertir casi en fe sus preceptos. Es lógico que se apoye y se refuerce por tanto en la mentalidad de individuos que ya son proclives a cualquier religión, pues la fe, como sabemos, es el campo de la religión por excelencia, aquél donde ésta puede brillar con luz propia. 

 

En efecto, desde la base del propio modelo educativo, el sistema nos prepara para la fe. La religión (todas, no sólo la Católica) nos introduce en el mundo de lo inmaterial, de lo oscuro, de lo imperceptible, de lo milagroso, de lo sobrenatural, de lo divino. Todo lo contrario de lo que propugnamos desde una mentalidad racional. Y de esta forma, más allá de los preceptos fundamentales que cada religión nos brinde, se nos va imponiendo también, poco a poco, cierta moral, cierta escala de valores, cierta visión del mundo. Y todo ello no sería un problema tan grave si quedara únicamente en el ámbito familiar, íntimo y privado, lo peor de todo es que, a lo largo de la Historia, la religión ha llegado a tener tanto poder, que su influencia ha sobrepasado el ámbito del culto íntimo, privado y familiar, para pasar al ámbito de lo público, de lo oficial, de lo gubernamental. Voy a seguir a continuación algunos pasajes del fantástico texto "La democracia en España: engaño y utopía", de Francisco Badarán, en las páginas que se refieren a la Iglesia Católica y su nociva y tóxica influencia en nuestra sociedad. Ya durante la dictadura franquista, la identificación del poder civil y eclesiástico fue tal que, por ejemplo, el régimen, en connivencia con la Iglesia, impedía estudiar una carrera técnica o universitaria a las personas que no habían sido bautizadas. Es sólo un ejemplo de hasta dónde llegaban los tentáculos del nacionalcatolicismo, durante aquélla etapa negra de nuestra historia reciente. Pero vengámonos al presente, ya que en muchos otros artículos ya hemos analizado (y continuamos haciéndolo) el perverso papel de la Iglesia durante la historia de la humanidad. 

 

La Constitución de 1978, esa con la que tanto se llenan la boca nuestros gobernantes, en su artículo 16, garantiza la libertad religiosa y en su párrafo 3 afirma que "Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones". Sin ir más lejos, y ateniéndonos a esta lectura, el Concordato renovado en 1979 ya sería de dudosa constitucionalidad. La realidad actual es que la Iglesia continúa disfrutando de unos privilegios absolutamente impropios en un régimen que se reconoce como democrático. La situación la hemos relatado en profundidad en nuestra serie de artículos "El inmenso poder de la Iglesia Católica", al que remito a mis lectores/as. Por tanto, no insistiremos más aquí sobre estos asuntos. El talante y la ideología fascista de la Iglesia española aflora de vez en cuando a la luz pública, cuando algún jerarca de la misma decide expresar en alto lo que piensa. Algunas de ellas ya fueron analizadas en este artículo de nuestro Blog, al que también remito a los lectores y lectoras interesados/as. Evidentemente, la Iglesia Católica no es una institución democrática. En primer lugar, tal como afirman Blaschke y otros (1992, La caída del Imperio Vaticano, Robin Book): "Nadie está capacitado, por muy creyente que sea, a decir a los demás lo que deben hacer, lo que deben pensar, y más aún, cómo se deben comportar". El hacerlo contraviene la noción de religión como una opción personal ajena a jerarquías y acerca la Iglesia a la categoría de secta. 

 

Como hemos apuntado, su doble condición de poder religioso y poder civil le permite realizar, además de una acción pastoral, una actividad diplomática mediante la cual ha podido establecer convenios (Concordatos) con diversos Estados, mediante los cuales ha conseguido privilegios que insultan a la inteligencia y a la democracia. Esta dualidad diplomática-pastoral le permite a la Iglesia realizar actividades sorprendentes. Así, por ejemplo, un Papa puede visitar oficialmente un país en calidad de Jefe de Estado, y una vez dentro puede, en muchos casos, hablar públicamente a una muchedumbre de fieles en términos de carácter político, llegando incluso a cuestionar determinadas leyes del país que visita. Y no pasa nada. El pensamiento dominante blinda la acción de las religiones, las consagra como algo divino, las protege de los ataques, y les concede todos estos privilegios. Por su parte, la estructura del "Estado" del Vaticano es profundamente antidemocrática, siendo la cúpula del alto clero quien elige al Papa, el cual detenta todos los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial). Esta estructura se mantiene dentro de la Iglesia, en la que los fieles no participan en absoluto en el gobierno de la institución. Por otro lado, la Iglesia incumple derechos humanos fundamentales, ya que a sus ojos, no todos los seres humanos somos iguales en dignidad y derechos, existiendo aún hoy día una radical discriminación de la mujer, que no puede acceder al sacerdocio, y por tanto, al gobierno de la Iglesia. También han condenado siempre al mundo de los colectivos LGTBI, contra los cuales han protagonizado auténticos y furibundos ataques. 

 

Y en cuanto a la libertad de expresión, de lectura y de manifestación, resaltemos el hecho de que hasta 1966, en el mundo católico existía un "Índice de libros prohibidos", creado por la Inquisición en 1559, en el que se prohibía a los católicos la lectura de obras de autores tales como Spinoza, Diderot, Voltaire, Zola, Balzac, Flaubert, Dumas, Sastre, o Descartes, entre otros muchos. Por supuesto, estos libros fueron difíciles de conseguir en España durante la época franquista. Y en la actualidad, la Iglesia Católica posee y dicta aún normas para regular las posibles lecturas de libros por parte de sus fieles. Y por supuesto, estos mismos "monseñores" que dictan que "la vida humana es sagrada", son los mismos que apoyaron el "glorioso alzamiento nacional" franquista, que ahora apoyan sin fisuras la globalización neoliberal que tantas muertes provoca, y son también los mismos que condenan la eutanasia, el aborto y el uso del preservativo para controlar la natalidad o evitar el sida, condenando a la miseria y a la muerte a millones de personas. Hasta esos límites llega su indecencia. Ante vulneraciones tan graves a los derechos humanos tales como las que acabamos de describir, es difícil pensar que un dirigente eclesiástico católico pueda ser respetuoso con la democracia. La jerarquía católica cree y defiende que tiene la Verdad, con mayúsculas, y no respeta que otras personas puedan creer en su propia verdad, y estar sujetas a principios éticos diferentes a los suyos. En el fondo, lo que existe es un profundo miedo a perder sus privilegios y su status quo, en definitiva, a que acaben con su escandaloso chiringuito de poder y de influencias. Continuaremos en siguientes entregas.

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15 marzo 2017 3 15 /03 /marzo /2017 00:00
Fuente Viñeta: http://nuevarevolucion.es/

Fuente Viñeta: http://nuevarevolucion.es/

Es tanta la prepotencia académica de los «historiadores» que las víctimas tienen que pedirles permiso para saber si su sufrimiento fue verdad o simplemente un espejismo

Cándido Marquesán

La fusión entre la tradición católica y el ideario fascista convergieron perfectamente en lo que se ha venido en denominar el "nacionalcatolicismo", que tenía como principal misión la destrucción de las políticas y las bases sociales y culturales que la Segunda República había fomentado. España volvía a ser católica, "Una, grande y libre". Para ello, la introducción del adoctrinamiento religioso debía llevarse a cabo con absoluta profundidad, de forma multifacética y de manera obligatoria, impuesto a sangre y fuego desde la más tierna infancia. El nacionalcatolicismo se introdujo tanto en el ámbito público como en el privado, dominando en el cuerpo legal del franquismo, en sus Instituciones y en el ámbito privado de los hogares y las familias. A cambio, la Iglesia Católica bendecía la extrema violencia ejercida contra los republicanos, y los revolucionarios socialistas, anarquistas y comunistas. La formación de este nuevo Estado y del nuevo concepto de "patria" destrozó las aspiraciones y conquistas culturales que muchos intelectuales habían forjado, por ejemplo mediante la Institución Libre de Enseñanza, llevando al pueblo los valores republicanos, libertarios, democráticos y anticlericales. En palabras de Juan Rivera: "El nacionalcatolicismo irredento consiguió imponer que "víctimas" sólo son las suyas, mientras menosprecia a las que represalió".

 

Y continúa más adelante: "Tapias y cunetas siguen rezumando ¡80 años después! "sangre y lágrimas" por el desprecio de quienes obtuvieron impunidad con la excusa de "no remover" un pasado que sin embargo no dudan en utilizar cuando se trata de canonizar a sus muertos o mantener el callejero de la dictadura". Esa es la tremenda anomalía que aún vivimos en nuestro país. Vamos a explicarlo, basándonos en este artículo de Antonio López y Acacio Puig para el blog "Afinidades anticapitalistas". En el inicio de la década de los años 30 del pasado siglo, la Iglesia Católica seguía siendo un poder latifundista y financiero muy importante en España. Contaba con un ejército de casi 90.000 personas dedicadas al culto religioso, y poseía locales en todas las ciudades, pueblos y aldeas del territorio nacional. Era pues un poder terrenal potente, pero absolutamente retrógrado, contrario a la modernidad, a la industrialización, al asociacionismo obrero, y sus posiciones pesaban en la marcha del país. La Iglesia no sólo no era ajena a la política (como se esfuerza en repetir), sino que había financiado tanto a Acción Católica (de la cual su fundador, E. Vargas, estuvo implicado en varios atentados fallidos contra las Cortes y el Presidente Azaña) como al partido Acción Popular, liderado por Gil Robles, que conspiraba ante la Italia de Mussolini buscando apoyo en armamento y dinero para derrocar la República proclamada el 14 de abril de 1931. 

 

Y así, en un contexto internacional de ascenso de los fascismos como expresión política de los intereses capitalistas en Italia, Alemania, Austria y España, las Conferencias Episcopales de cada uno de esos países dieron apoyo incondicional a los fascismos frente a la "amenaza bolchevique".  En nuestro país, a la lluvia de Pastorales animando al golpe militar, sucedió la Carta de los Obispos Españoles del 1 de julio de 1937, llamando a cerrar filas junto al Alzamiento y su Caudillo ("por la gracia de Dios"). El sanguinario Cardenal Gomá afirmaría en mayo de 1938 en el Congreso Eucarístico celebrado en Budapest: "Paz sí. Cuando no quede un adversario vivo". Las fotos de curas y obispos, haciendo el saludo fascista, acompañando a militares, falangistas y requetés, son demasiado abundantes para visibilizar el compromiso de la Iglesia con el ideario y la acción criminal de los alzados contra las libertades republicanas. Vendrell, el párroco del Penal de Ocaña, se reservó el "oficio" de dar el tiro de gracia a los fusilados (más de 1200). Bermejo, el cura-pistolero de Zafra, declaraba a la Agencia de Prensa Hava: "Todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos (...) Dios los aplaudirá". Isidro Lomba, cura en Badajoz, que se jactaba de ser "un gran cazador de rojos", empuñó una de las ametralladoras que masacraron multitudes en la Plaza de Toros de esa capital. El cura Izurdiaga, periodista, fundó la publicación "Jerarquía. Revista Negra de Falange", que en su mancheta lucía texto que arengaba a la "persecución y quema de periódicos y libros de rojos, judíos, masones, republicanos y separatistas". Guiados por el ardor nacionalcatólico, un sector muy importante del clero se distinguió por la denuncia, en todas las provincias, de enemigos de Franco. 

 

Con esos mimbres de poder, adhesión de la jerarquía católica al fascismo, curas pistoleros y curas chivatos, de conventos y seminarios convertidos en presidios y campos de concentración, y el uso como soporte (hasta hoy día) en la arquitectura religiosa del emblema falangista del yugo y las flechas junto a la reserva de sus "espacios sagrados" para el eterno descanso del dictador y sus secuaces de renombre, el espacio de "curas mártires por sus ideas" se reduce considerablemente a pesar de los esfuerzos beatificadores y mixtificadores de la Iglesia. Y así, la Iglesia Católica continuó siendo, durante toda la dictadura, fiel aliada del franquismo, vocera de sus Instituciones, y cómplice de toda su cruel manifestación. A cambio, la dictadura le proporcionaba protección y amparo, amplificaba sus dogmas como si fueran sentencias oficiales, y apoyaba activamente todo su ideario. En 1953 el Estado franquista firmó el primer Concordato con el Vaticano, que reconocía todos estos privilegios, y los proyectaba en el futuro, asegurando toda una serie de ventajas fiscales y privilegios educativos que llegan hasta nuestros días. El nacionalcatolicismo consistió en una perversa y retrógrada ideología, expresada como una moneda donde por una cara existía la represión de un execrable régimen militar, y por la otra, todo un retrógrado ideario donde además del propio adoctrinamiento y proselitismo religioso, se profanaba una profunda discriminación hacia la mujer, así como un odio terrible hacia todo aquéllo que se alejara del concepto de familia "tradicional", y por supuesto, una persecución implacable a los colectivos homosexuales (LGTBI, que aún no eran identificados por estas siglas). 

 

Tras la muerte del dictador, la Constitución de 1978 ignoró toda este aberrante papel de la Iglesia Católica, absolvió al nacionalcatolicismo mediante la Ley de Amnistía de 1977 (así como a los torturadores franquistas aún vivos, decretando un indecente "borrón y cuenta nueva"), otorgó un status preferente y exclusivo a la Iglesia de la Cruzada, y ratificó acuerdos que santificaron posteriores prerrogativas en campos sustanciales de la vida social, como los fiscales, educativos, tributarios, de medios de comunicación, de recursos, etc. (y que han sido descritos con detalle en nuestra serie de artículos "El inmenso poder de la Iglesia Católica", que recomiendo a mis lectores/as). Todo eso debe acabar si pretendemos convertirnos en una auténtica sociedad democrática, por más que los poderes políticos establecidos intenten prorrogar esta injusta situación de excepcionalidad, dentro de un Estado que se declara aconfesional. Pero los vestigios de este "franquismo sociológico" que sufrimos provoca que aún tengamos que soportar el consenso de la jerarquía eclesiástica con una vasta clientela de cierta edad y políticamente sumisa a lo que consideran "el orden y las tradiciones". Necesitamos conseguir la supresión del Concordato con el Vaticano, la normalización de la excepcionalidad fiscal de los bienes religiosos en un nuevo contexto de reforma fiscal progresiva, la supresión de las subvenciones a la enseñanza en sus centros concertados, junto al establecimiento de garantías de completa y absoluta laicidad en todos los aparatos del Estado (simbología, instituciones, rituales, costumbres, etc.), si queremos aspirar a un nuevo ordenamiento constitucional radicalmente democrático que acabe de una vez con el anacronismo que representan los privilegios de la Iglesia Católica en nuestra sociedad. Continuaremos en siguientes entregas.

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14 marzo 2017 2 14 /03 /marzo /2017 00:00
Carta Abierta a Manuela Carmena

Leopoldo López fue condenado a una pena de 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de reclusión. Disconforme con la transición posfranquista en España, el 23 de Febrero de 1981 el teniente coronel Antonio Tejero Molina quiso también él alterar el orden constitucional tomando por asalto el Congreso de Diputados. En su cruzada restauradora el “tejerazo” no produjo ni una sola muerte ni hubo que lamentar pérdidas materiales de ningún tipo. Sin embargo, la justicia española lo sancionó con 30 años de prisión, expulsión del Ejército, pérdida de su grado militar e inhabilitación durante el tiempo de su condena. Nadie lo consideró un opositor político sino un militar sedicioso. Peor es el caso de López, por la mucha sangre derramada por su culpa y por la destrucción de bienes provocada por su apología de la violencia, pese a lo cual la sentencia de la justicia venezolana fue insólitamente benigna

Atilio Borón

Nos hacemos eco a continuación de una Carta Abierta que la Plataforma Bolivariana de Solidaridad con Venezuela de Madrid ha escrito recientemente a la Alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en relación a los hechos que en ella se describen. Apoyamos desde aquí y suscribimos completamente todo lo que en ella se afirma, y nos solidarizamos con los compañeros que están llevando a cabo allí, con tanta dificultad, esta Revolución Bolivariana que iniciara el Comandante Hugo Chávez Frías, del cual hicimos ya con ocasión de su muerte esta semblanza en nuestro Blog. El texto de la carta abierta dice lo siguiente:

 

Señora alcaldesa: con asombro e indignación hemos comprobado como por enésima vez se vota en su consistorio una moción contra Venezuela, a instancias del Partido Popular y Ciudadanos. En dicha moción se exige al gobierno la puesta en libertad de Leopoldo López, presentado como preso político represaliado por la Revolución Bolivariana.

 

Nada más alejado de la realidad. Este sujeto se valió de su poder de convocatoria, proporcionado por los medios de comunicación procapitalistas de dentro y fuera del país, para hacer un llamamiento golpista callejero, durante el cual se produjeron cuarenta y tres víctimas mortales, todas ellas afectas al proceso bolivariano, por más que las multinacionales de la información se empeñen en demostrar lo contrario atribuyéndolas al gobierno.

 

Las pruebas de esta intentona golpista, con resultado de muerte, están grabadas en vídeo y se puede acceder a ellas por Internet. Esta información sobre el caso y toda la que usted hubiera requerido se la podría haber proporcionado el Comité de Víctimas de las Guarimbas, gente del pueblo organizada contra el golpismo opositor el venezolano y sus consecuencias mortales, de haber sido sus representantes recibidos por usted, como en su día le fue solicitado.

 

La constante campaña en favor de este personaje golpista se trata por tanto de un caso de conversión de víctimas en verdugos y viceversa, perpetrado por la caverna mediática, en complicidad con políticos y gobiernos de casi todo el mundo. El evidente motivo de esta agresión que sufre el gobierno bolivariano de Venezuela es su atrevimiento a desafiar al neoliberalismo impuesto a todos los pueblos de América Latina, que tantas miserias les acarrea.

 

Señora alcaldesa, nos apena profundamente su adhesión a una operación tan infame. Implica el abandono de un programa social y económico alternativo al inhumano Consenso de Washington, en el que se inspira el capitalismo salvaje hacia el que quieren hacer involucionar a la República Bolivariana de Venezuela.

 

Nos parece muy loable su preocupación y la de su consistorio por los Derechos Humanos en América Latina, pues en esta zona del mundo su violación sistemática se encuentra al orden del día. Este mes de marzo por ejemplo hace un año del asesinato de Berta Cáceres activista social y ecológica en Honduras, donde el puro exterminio de dirigentes sociales y periodistas es constante desde el derrocamiento golpista del presidente Zelaya en el 2009.

 

Más al norte encontramos la masacre de Ayotzinapa en México. En ella se destapó el secreto a voces de la desaparición, tortura y asesinato permanentes, no sólo de dirigentes populares, sino de gente del pueblo en general, por los capos del narcotráfico y fuerzas gubernamentales a partes iguales.

 

Bajando esta vez por el mapa encontramos a Colombia, donde de nuevo activistas sociales y campesinos en general, son asesinados impunemente por fuerzas paramilitares, como en los tiempos más oscuros de la guerra civil a pesar de haberse firmado recientemente los acuerdos de paz.

 

Señora alcaldesa, estos son sólo tres ejemplos de como los pueblos son reprimidos brutalmente en toda América Latina. Pero la prensa y los políticos normalmente sólo contemplan el caso de Venezuela y eventualmente algún gobierno bolivariano; justamente donde los pueblos obtienen un respiro social gracias a políticas progresistas, a pesar de las numerosas zancadillas que sufren.

 

De este doble rasero participa su equipo de gobierno con la moción anti-venezolana votada. Excepto los miembros del mismo que, haciendo honor a los principios por los que fueron elegidos, se han atrevido a dar su voto en contra. Vaya para con ellos todo nuestro apoyo y solidaridad por tener el valor de desoír cantos de sirena mediáticos y presiones sin cuento de los poderes fácticos.

 

Señora alcaldesa, ante tal despropósito nos vemos en la tesitura moral de solicitarle la rectificación de su actitud para con la República Bolivariana de Venezuela, hoy por hoy dotada con el sistema electoral más democrático del mundo. Y ponernos a su disposición para intercambiar puntos de vista e información sobre este y otros temas, sin más condicionantes que el respeto mutuo, el amor por la verdad y el bienestar de los pueblos.

 

Atentamente:

 

Plataforma Bolivariana de Solidaridad con Venezuela de Madrid.

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13 marzo 2017 1 13 /03 /marzo /2017 00:00
Viñeta: http://www.contratiempohistoria.org/

Viñeta: http://www.contratiempohistoria.org/

La vieja Europa está convencida que inventó la «democracia» y la ha exportado, con ese terrible historial, a los pueblos llamados salvajes e ignorantes, algunos de los cuales tenían establecido el «buen vivir», que era vivir en armonía con la naturaleza y con la comunidad. Europa y EEUU continúan con su tarea de «democratizar» el planeta con guerras «para liberar a las mujeres de la tiranía machista del burka» e invadiendo y arrasando pueblos como Irak y Libia para liberarles de «crueles dictadores y de armas de destrucción masiva». Palabras y sólo palabras para tratar de engañar y ocultar las verdaderas intenciones: hacerse con el petróleo, con los minerales, con todos los recursos de esos países y destruir los pueblos más avanzados del mundo árabe, aunque tuvieran sus contradicciones. ¿Sólo Saddam y Gaddafi eran malos? Y los amigos del imperialismo como la monarquía de Arabia Saudí, los Emiratos del Golfo, el gobierno de Israel, el rey de Marruecos, o Erdogan, ¿qué son? ¿Quizás hermanitas de la caridad?

Jokin Revilla

Vamos a finalizar en esta entrega con las propuestas que desde la izquierda invocamos para acabar con el foco más caliente de conflicto en la actualidad, demostrando de esta forma que la senda del pacifismo no es ninguna idealización de la realidad, ni ningún ejercicio utópico de "buenismo", sino una posibilidad real y concreta, absolutamente viable, si se tiene la voluntad política suficiente para llevarla a cabo. Continuando desde los tres primeros puntos (ya tratados en entregas anteriores):

 

4.- Reforzar a la sociedad civil en Siria e Irak. Irak y Siria son actualmente el mayor feudo del Estado Islámico. Las principales víctimas de ISIS son las propias poblaciones locales, como hemos visto recientemente en Beirut, Bagdad, Ankara, y tantas otras ciudades, y ellas son las únicas que pueden derrotarle sobre el terreno, como sucedió con Al Qaeda en Irak en 2007. Para ello en el corto plazo hay que reforzar y asesorar a las fuerzas locales para enfrentar al Estado Islámico por tierra. Pero además, como comentábamos en el artículo anterior, hay que apoyar a los procesos democráticos en la región. Sólo el refuerzo de la sociedad civil puede impedir el auge del fundamentalismo, principal caldo de cultivo de las aberrantes prácticas yihadistas. En el pasado, en Irak o Afganistán, las llamadas políticas "en favor de la democracia" sólo sirvieron para encubrir desastrosas intervenciones militares extranjeras, o bien fracasaron por la ausencia de protagonismo por parte de la sociedad civil. Cualquier proceso democrático que se precie de serlo debe estar encabezado por las reivindicaciones de la sociedad civil (en este caso de Siria), tanto del interior como del exilio, la labor de los Comités Locales de Coordinación y otros movimientos con base en Irak y otros países, que buscan soluciones basadas en la democracia, los derechos humanos y la no intervención. Asímismo, hay que presionar al gobierno irakí, en el marco del vigente Acuerdo de Cooperación y Colaboración entre la UE y dicho país (2012), para que acabe con las políticas sectarias que marginan a una parte de la población, combata efectivamente la corrupción, y desarme a las milicias armadas (tanto suníes como chiíes).

 

5.- Acabar con las guerras en Siria e Irak. La solución, como tantas veces hemos expresado, no es la guerra. La guerra europea en Siria no derrotará a ISIS. Lo hemos visto en Irak, en Afganistán, o en Libia. La guerra sólo engendra más guerra. Para combatir al Estado Islámico en Siria e Irak hay que acabar con la guerra (de la que se nutren y en la que se hacen más fuertes, pues las intervenciones militares contribuyen a alimentar la espiral sectaria y favorecen la partición de facto de la región en áreas de influencia). Y acabar con la guerra pasa por una acción europea decidida que se involucre a fondo, cuanto antes, en un diálogo político con todos los actores implicados: Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí, Irán, Turquía, y el resto de países sumidos en la guerra regional que se libra ahora mismo en Siria. El primer objetivo fundamental es conseguir parar el conflicto, y sus consecuencias para la población civil. Y para ello, también lo hemos expresado, es imprescindible decretar un embargo de armas y municiones a todos los contendientes, acordado y presionado por los países de la Unión Europea junto con el resto de países implicados. Hay que acabar inmediatamente con los bombardeos del régimen contra la población civil (incluyendo los ataques indiscriminados y el uso de armas químicas). Hay que abrir corredores humanitarios seguros para la población civil que huye o retorna a sus casas, y exigir el cese inmediato de cualquier intervención externa sin el respaldo de la ONU. El objetivo inmediato debe ser un gobierno transicional que combine la presencia de elementos del actual régimen con figuras clave de la oposición, abriendo también un proceso de justicia transicional para juzgar los terribles crímenes de guerra de estos pasados años de conflicto. Sin una decidida y firme voluntad de llevar todo ello a cabo, todo lo demás serán palabras mojadas. 

 

6.- Proteger a los refugiados. La insensibilidad con los refugiados que muestra nuestro Viejo Continente es palmaria y manifiesta. Mientras mueren miles de personas en nuestros mares, las autoridades europeas se refieren a ellos/as y los tratan con absoluto desprecio. La senda del pacifismo es, ante todo, una senda humanitaria, una senda de absoluto respeto a la integridad del ser humano y a todos sus derechos fundamentales. Por tanto, nada debería cambiar nuestra mirada sobre el dolor de quienes huyen de la guerra. Los cientos de miles de personas que esperan a las puertas de Europa huyen precisamente de esto mismo: huyen del terror, de la violencia, de los saqueos, de los bombardeos indiscriminados de los bloques en conflicto, del hambre y de la muerte. Huyen de la barbarie, y nosotros, desde Europa, les recibimos con más barbarie. No podemos caer en el error de confundir a las víctimas y a los verdugos, a los culpables y a los inocentes. La peor amenaza que enfrenta a la democracia en Europa es el auge de la xenofobia, del racismo y del fascismo. Por tanto, debemos reaccionar ante esta barbarie, reafirmando nuestro compromiso inquebrantable con la democracia, las libertades y los derechos humanos. 

 

7.- Acabar con las mafias que trafican con personas. El tráfico ilegal de personas ha experimentado un auge desde unos años a esta parte, precisamente alimentado por la barbarie de las guerras y los conflictos armados, por el terrorismo y los éxodos de población. Al albor de todos estos procesos, surgen una serie de organizaciones (que también podemos tildar de terroristas, pues también aterrorizan a las personas con las que trafican) dedicadas a la más execrable actividad de comercializar con los cuerpos y las vidas humanas. Estas organizaciones son las que se aprovechan en primera instancia de la desesperación de miles de personas, que se ven abocadas a un futuro incierto e imprevisible. Las mafias juegan con su esperanza, les venden un futuro mejor, controlan sus vidas, les cobran precios abusivos, y los tratan como absoluta basura, con un total desprecio hacia sus vidas. La mejor manera de asegurar que no entran terroristas en Europa (o en cualquier otra parte del mundo) es precisamente acabar con las mafias que trafican con personas. Por eso, la mejor manera de proteger la seguridad de todos es articular vías de entrada en Europa seguras, fiables y legales. Para ello hay que reabrir la posibilidad de solicitar protección internacional y visados humanitarios en las embajadas y consulados en los países de origen y tránsito, con el objetivo de acabar con la irregularidad en el cruce de fronteras e impulsar la utilización de cauces seguros. Además, hay que atender las necesidades de los refugiados que ya han llegado a los países de Europa y los países colindantes, sobre todo en lo relativo a educación, sanidad, alimentación y empleo. A Europa sólo ha llegado un 6% de las personas refugiadas que huyen de Siria, y atenderlas no es sólo una obligación legal y humanitaria, pues además debemos impedir que resulte una generación perdida que, entre otras cosas, podría ser el caldo de cultivo futuro para nuevos fundamentalismos, y prácticas violentas y terroristas. Continuaremos en siguientes entregas.

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10 marzo 2017 5 10 /03 /marzo /2017 00:00
Viñeta: Oxfam Intermón

Viñeta: Oxfam Intermón

Los salarios se estancan, a pesar de que los empresarios se llevan a casa bonos de un millón de dólares. Se recortan los servicios de salud y educación, mientras las corporaciones y los super ricos evaden impuestos; se ignoran sus voces, mientras los gobiernos cantan al ritmo de las grandes empresas y de la élite adinerada

Guy Ryder, Director General de la OIT

En esta nueva entrega aún continuaremos desmontando las típicas falacias que se vierten en la opinión pública (por medio del pensamiento dominante y sus voceros), intentando legitimar o justificar las desigualdades. Como ya hemos citado, nuestra fuente de referencia sigue siendo este magnífico artículo del economista Luis Molina Temboury. Bien, una típica voz de alarma que se suele articular es la que dice que "Destruir el capitalismo es el mayor de los peligros". Se nos intenta instalar en el miedo sociológico para avalar el famoso "There Is No Alternative" (TINA) que ya pronunciara en muchas ocasiones la Primera Ministra Británica, Margaret Thatcher, responsable de la destrucción del tejido industrial de su país, del debilitamiento de los sindicatos, de la precarización laboral y de la privatización de entidades públicas del Reino Unido, durante su etapa de gobierno. Dicho principio, así enunciado, es una absoluta patraña. La arquitectura de la desigualdad es el resultado de la aplicación al capitalismo de una doctrina radical y fanática, el neoliberalismo, que considera la desigualdad como la atmósfera natural de la sociedad, su entorno natural. Sin embargo, como ya hemos explicado, aunque el capitalismo tienda a la desigualdad, nada impide que se puedan establecer una serie de políticas de control, tanto en la distribución de rentas, como en la del patrimonio. De todos modos, nosotros somos de la opinión de que el capitalismo debe ser erradicado, para dejar paso a un sistema económico más justo, sensato y humano, pero no obstante, estas tendencias pueden ser implementadas incluso desde dentro del capitalismo. 

 

Un modelo en el que la ambición de una élite siempre voraz, perversa e insaciable se impone al mínimo bienestar de la mayoría (como nos está sucediendo ya, y prueba de ello es el constante avance en el desmontaje de todos los servicios públicos y sistemas de protección social) es irracional e inviable. Bien, llegamos en este punto al clásico argumento que podríamos llamar "tecnocrático", que puede enunciarse como "La economía es cosa de expertos, ¿cómo vamos a dejarla en manos de ignorantes?". Lo hemos aclarado muchas veces en nuestros artículos, pero volveremos a hacerlo aquí y ahora. La economía no es una ciencia exacta (como las matemáticas, o la física termonuclear), sino una ciencia social. La economía no es un oráculo sagrado al que sólo los expertos pueden acceder, sino que es el sistema en que nos basamos para regular nuestros bienes y servicios de modo eficiente y justo, entre los miembros de una comunidad. Detrás de la economía existen intereses, que se proyectan perfectamente en las personas que están detrás de las diversas teorías económicas que circulan. De hecho, el pensamiento dominante favorece a unas teorías económicas sobre otras, difundiendo masivamente aquéllas que le interesan (incluso en los planes de estudios universitarios), y acallando, ignorando u ocultando a los economistas que defienden otras teorías. Y los medios de comunicación son hoy día grandes aliados de toda esta estrategia. Por tanto, los expertos y técnicos deben estar al servicio de los deseos de la comunidad política, y no a la inversa. Es frecuente que los "expertos" neoliberales auspiciados por el gran capital apliquen políticas económicas a su medida, y que arguyan precisamente que "no hay alternativas". Falso. Siempre existen alternativas. Lo que ocurre es que se intentan esconder, y en su caso, desacreditar. Sin ir más lejos, muchos otros economistas, no adscritos a la línea convencional, pero tan expertos y profesionales como los demás, son partidarios de amortiguar las desigualdades de renta y de patrimonio. 

 

En esa misma línea, otra variante del mismo argumento dice que "Debemos dejar a los técnicos que dirijan la economía y dejarnos de experimentos con los deseos de gente poco preparada". En fin, más de lo mismo. No merece la pena siquiera elaborar una respuesta. Pero repitámoslo: cualquier política económica conlleva una ideología y una intencionalidad. Cualquier teoría económica obedece a unos objetivos y a unos intereses. Que no intenten engañarnos con la tecnocracia. Para los tecnócratas neoliberales la desigualdad no tiene importancia, ya que, como decimos, para ellos es una consecuencia natural, lo que es un claro posicionamiento ideológico. Pero no todos los economistas piensan así. Precisamente el neoliberalismo, sus instituciones y sus medios ocultan las voces discordantes, para contribuir al famoso mensaje de la no existencia de alternativas, o en su caso, intentan ridiculizar, menospreciar o ignorar a los que predican otras teorías y otros sistemas. Otro argumento sostiene que "Sin acumulación de capital no hay capitalismo ni otro sistema más que el comunismo o el caos". El capitalismo, hoy día el único sistema, requiere acumulación de capital empresarial, pero en absoluto de capital patrimonial. Al contrario, las decisiones que exigen mayor capital debieran tener mayor consenso, porque demasiado poder individual conduce a indeseables oligopolios o monopolios. La acumulación empresarial es beneficiosa si, y sólo si, las decisiones empresariales responden a intereses comunitarios. La acumulación excesiva de capital personal que propugna el neoliberalismo es un obstáculo para el progreso, porque dispara las desigualdades y hace inviable el propio sistema. 

 

Otro argumento reprocha que "Siempre tratando de confrontar al populacho inculto con la estabilidad y el orden". Este argumento es muy gracioso. De entrada, recomiendo a mis lectores/as el artículo que dedicamos en su momento al manipulado concepto de la "estabilidad" política. La palabra "estabilidad", cuando es usada por las élites dominantes, se convierte de nuevo en otra falacia más. Un orden irracional muy organizado en su propaganda, acción y decisión puede ser más peligroso que cualquier desorden. Lo vimos en la Alemania nazi. Por tanto, las desigualdades no son el pequeño contratiempo de un orden casi perfecto, sino el resultado de una pretensión irrealizable de contradicciones y tensiones crecientes. Por tanto, esa "estabilidad" que consagra las desigualdades es muy peligrosa. Otro argumento dice que "Bastante contribuyen los ricos al bienestar económico de todos". Otra nueva patraña. A los ricos les importa un pimiento en adobo el bienestar económico de los demás, sólo le interesa hacer crecer su ya inmensa riqueza. Pero claro, como esto no pueden decirlo así, a las bravas, se molestan en disfrazarlo continuamente. Si fuera verdad lo que dice el enunciado, los ricos (que serían bastante menos ricos, en primer lugar) contribuirían con sus impuestos de forma justa al desarrollo armónico de la sociedad, en vez de preocuparse continuamente en ver cómo pueden eludirlos, o evadir fondos a paraísos fiscales. Los ricos, en general, pagan poco o muy poco, porque sus mandatarios en el poder les facilitan cómodos mecanismos para que no paguen (véase la amnistía fiscal de Montoro como un estupendo ejemplo). Ellos expresan públicamente que los impuestos son un obstáculo en su carrera, y que el resto de "impedimentos" legales que existen (barreras sociales que controlan y distribuyen la riqueza) deben ser abolidos. De hecho, los Tratados de Libre Comercio de última generación (TTIP, CETA, TISA...) están diseñados para cumplir este objetivo. 

 

También tenemos otro argumento que dice que "Los ricos cumplen los deseos colectivos, porque nadie es tan tonto como para querer pagar impuestos". Y es que los valores antisociales de este descarnado y bestial capitalismo inundan nuestras mentes de forma absoluta. Lo que se propugna no es el bien común, la cooperación, la redistribución y el reparto, sino la competencia, la desigualdad, el egoísmo y el individualismo. El neoliberalismo ha barrido la conciencia social de comunidad. Y así nos va. Algunos ricos proclaman abiertamente que el que paga impuestos en nuestro país es porque "es un burro", e incluso el propio Presidente de Estados Unidos, el descerebrado, fascista e ignorante Donald Trump, ha reconocido públicamente en varias entrevistas que, en sus empresas, siempre ha intentado evadir el pago de impuestos. Y encima le ríen las gracias. Es un absoluto insulto a la inteligencia. Es un llamamiento a la lucha salvaje de los que menos tienen contra los que más. Cualquier sociedad no alienada por el pensamiento dominante estallaría en violentas rebeliones ante tan claros exabruptos, pero sin embargo, lo tenemos tan asumido, que no pasa nada. Insisto: le ríen las gracias. Se disculpan los paraísos fiscales, la corrupción, la degradación y perversidad moral de nuestros políticos y empresarios, pero aquí no pasa nada. Cuando llegan las elecciones, vuelven a votarles. El lavado de cerebro del pensamiento dominante, hay que reconocerlo, está teniendo un éxito magistral. Hay que recuperar imperiosamente el honor y la decencia comunales, los valores de una sociedad justa, porque en otro caso, de continuar por esta dirección, nos dirigimos al precipicio. Continuaremos en siguientes entregas.

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9 marzo 2017 4 09 /03 /marzo /2017 00:00
Manifiesto del Pacto Nacional por el Referéndum

El deseo de Cataluña de decidir su futuro político se ha hecho cada vez mas evidente ante el mundo. Hasta el punto de convertirse en una aspiración sostenida , que hoy acoge la voluntad de una gran mayoría de su población. Entre los derechos esenciales e inalienables de las sociedades democráticas se reconoce el de decidir su futuro político. Y es este mismo derecho el que sustenta la petición de una mayoría de ciudadanas y ciudadanos de Cataluña, que quieren materializarlo mediante un referéndum

Fragmento del Manifiesto

Desde mediados de febrero se ha iniciado una campaña para intentar sumar adhesiones a la intención del Gobierno de Catalunya de convocar un Referéndum para que la ciudadanía se manifieste sobre su deseo en cuanto al tipo de integración que desean para su nación con el resto de España. A tal efecto, se ha redactado un Manifiesto fundacional con el objetivo de intentar aglutinar el máximo de sensibilidades y apoyos, no solamente de la población catalana, sino también de la de fuera de ella. Dicho Manifiesto, que reproduciremos a continuación y que suscribimos, detalla el plan de acción para la celebración de dicho referéndum. Hasta el momento, se han adherido numerosas entidades, Ayuntamientos y Diputaciones, y diversos líderes del ámbito político estatal. Se ha habilitado también un sitio web al respecto, y los perfiles en las redes sociales, en el que se pueden realizar las adhesiones y consultar el Manifiesto. Estamos convencidos de que el Referéndum cabe dentro de la legalidad española si se pone voluntad política para ello, pero ya expresamos en otro de nuestros artículos, al que remito a mis lectores/as, los verdaderos temores que ello suscita entre la casta de depredadores y parásitos que nos gobierna. El texto del Manifiesto del Pacto Nacional por el Referéndum es el siguiente:

 

"La consciencia nacional y la voluntad de autogobierno del pueblo de Cataluña tiene indudables raíces históricas, antiguas y profundas, y se ha manifestado reiteradamente a lo largo del tiempo. Hoy, Cataluña está integrada en el Estado español, el cual por innegables razones de historia, lingüísticas y culturales, es plurinacional a pesar de que sus estructuras políticas no lo reconozcan así.

 

El deseo de Cataluña de decidir su futuro político se ha hecho cada vez mas evidente ante el mundo. Hasta el punto de convertirse en una aspiración sostenida , que hoy acoge la voluntad de una gran mayoría de su población. Entre los derechos esenciales e inalienables de las sociedades democráticas se reconoce el de decidir su futuro político. Y es este mismo derecho el que sustenta la petición de una mayoría de ciudadanas y ciudadanos de Cataluña, que quieren materializarlo mediante un referéndum.

 

Ponemos de manifiesto que la voluntad de expresión de las catalanas y los catalanes mediante un referéndum es mayoritaria y transversal; y congruente con la determinación cívica, pacifica y democrática que han expresado las multitudinarias movilizaciones de la sociedad organizada a favor de su derecho a decidir. Afirmamos que el actual marco jurídico español, tal y como han defendido expertos en derecho constitucional, permite la realización de un referéndum en Cataluña acordado con el Estado. Si esta posibilidad no se ha abierto hasta ahora ha sido por falta de voluntad política de los Gobiernos de España. El Derecho, en cuanto es susceptible de interpretaciones diversas, ha de ser entendido como un instrumento para encontrar soluciones democráticas a los problemas políticos y no para crear nuevos o para agravar los existentes.

 

Las personas , entidades, organizaciones e instituciones que firmamos este MANIFIESTO consideramos el referéndum como un instrumento privilegiado de profundización democrática, que permite el debate político plural , la búsqueda de consensos y la adopción final de acuerdos eficaces. Por todo eso : Instamos a los Gobiernos de Cataluña y del Estado español a superar las dificultades políticas y los apriorismos, y a alcanzar finalmente el acuerdo que establezca las condiciones y las garantías justas y necesarias para la celebración de un Referéndum reconocido por la comunidad internacional, y cuyo resultado habrá de ser políticamente vinculante y efectivo.

 

Reconocemos al Parlamento de Cataluña como la institución democrática donde se manifiesta la voluntad popular del país. Por eso damos apoyo a aquellas iniciativas y acuerdos que surjan de él para la articulación de este Referéndum. Manifestamos la convicción de que el referéndum es un instrumento inclusivo , que permitirá la libre expresión de las diversas posiciones que los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña han expresado respecto a la relación política de Cataluña con el Estado español. Afirmamos que la cultura democrática reclama soluciones políticas a los problemas políticos . Y lo hacemos apelando al mecanismo fundamental del que disponen las sociedades modernas: el conocimiento y la validación de la voluntad mayoritaria del pueblo que se expresa con el voto. Este referéndum ha de propiciar que todo el mundo se sienta llamado a participar. Por eso es necesario un debate escrupulosamente democrático , plural y en igualdad de condiciones entre las legítimas opciones que hoy se manifiestan en Cataluña"

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8 marzo 2017 3 08 /03 /marzo /2017 00:00
Hacia la superación del franquismo (XIII)

Los que ganaron aquella guerra son los que hoy continúan en el poder y el que habla de República, igualdad, libertad o Ilustración es un radical, un extremista o un antisistema. España no es tierra de repúblicas, es tierra de caciques, organizaciones terroristas de extrema derecha, golpistas, cuentas en paraísos fiscales, corrupción, elefantes, amigas entrañables y volquetes de putas. Esa es nuestra España, la España del Franquismo 3.0, la de Felipe VI y Letizia consolando al compi-yogui de las tarjetas black y las denuncias por acoso mientras llaman “mierda” a los medios de comunicación. Esa es la España que nació en 1936 y que continúa viva

Luis Gonzalo Segura

Y la estupenda cita de entradilla de ese valiente ex Teniente del Ejército como es Luis Gonzalo Segura nos ayuda a introducirnos en esa aún intensa herencia del franquismo. Como hemos afirmado muchas veces, el franquismo no murió con el dictador, sino que los modos, formas y estructuras de poder procedentes de su abominable régimen, con un poco de lavado de cara, de barniz y de disfraz democrático, perviven en la actualidad. Le dedicaremos espacio a fondo a todas esas manifestaciones que podríamos denominar "franquismo sociológico", pero de momento, ya tenemos identificados ciertos aspectos que provienen de él. Las consecuencias de la dictadura fascista de Franco han tenido repercusiones que llegan a la actualidad, manifestadas y concretadas en diferentes características que todavía se resienten, y que aún mantienen su vigencia. La mayoría tienen que ver con el despliegue y radio de acción de las estructuras de poder que existían en la dictadura, y que aún disfrutan de su alargada sombra. Entre ellas podríamos destacar las siguientes:

 

1.- Restauración Monárquica y protección de los estamentos de poder. La Monarquía fue dejada "atada y bien atada" por el régimen franquista, que nos impuso (con ayuda de Adolfo Suárez) al Rey Juan Carlos I y después a su heredero, Felipe VI, y que representa una institución caduca, anacrónica y antidemocrática por excelencia. Por su parte, el papel de las Fuerzas Armadas como protectoras y garantistas de la "unidad de España" reflejado en la Constitución, así como la continuación de las garantías del inmenso poder de la Iglesia Católica (ver nuestra serie de artículos dedicada a dicho asunto), son aspectos que provienen del régimen franquista, y que a más de 41 años de la muerte del dictador, aún no hemos sido capaces de desmontar. 

 

2.- Debilidad de las clases trabajadoras. Manifestada sobre todo en la práctica ausencia de conciencia de la clase obrera, que hereda y manifiesta los mismos valores que la clase dirigente, es decir, que las élites capitalistas. Pese a las enormes huelgas obreras celebradas entre 1974 y 1978, dichas huelgas no fueron capaces de romper con la reacción, de ahí las limitadas influencias sindicales. Los Pactos de la Moncloa de 1977 como primer germen del desmontaje del poder de los sindicatos, y las sucesivas reformas laborales y del sistema público de pensiones puestas en marcha desde entonces, han contribuido a debilitar cada vez más a las clases populares y trabajadoras, y a transformar a los sindicatos en elementos de concertación amable en vez de en actores dirigentes de la lucha obrera. 

 

3.- Influencia política de los grandes grupos empresariales y financieros. Ya sabemos que el golpe militar que se sublevó contra la Segunda República fue financiado por un grupo de grandes empresarios (entre los que sobresalía Juan March), cuya influencia y poder llega hasta nuestros días. El régimen franquista protegió a dichos grupos empresariales y financieros, y nuestra actual "democracia" lo continúa haciendo, y esto se traduce en que en nuestro país una élite de unas 1.400 personas controla el 80,5% del PIB español. Esto ha sido muy determinante para que dicha oligarquía haya promovido la burbuja inmobiliaria, el alto nivel de endeudamiento, etc., y para que perduren aún leyes injustas y anacrónicas que les conceden un poder a la banca, la Iglesia y las grandes empresas como en ningún otro país de nuestro entorno. 

 

4.- Presencia de Instituciones y mercados imperfectos. Ello se manifiesta por ejemplo en carencias en el mercado de trabajo (mientras en Europa crece la "cogestión" empresarial en España la patronal fomenta el abaratamiento del despido), carencias en el mercado financiero (la gran banca española posee mucho más poder que en los países de nuestro entorno), o en carencias en el sistema tributario (en el cual, y pese a la declaración constitucional, la carga tributaria llega a ser regresiva, debido a la poca inclinación de las clases acomodadas y poderosas a pagar impuestos). María Encarna Nicolás, en su "Breve historia de la España de Franco", nos da cuenta de que "En 1973, la banca dominaba al menos dos tercios de las cincuenta mayores compañías industriales del país, por lo que controló la toma de decisiones económicas en ramas industriales tan importantes como la energía eléctrica y nuclear, la química y petroquímica, la siderúrgica, el automóvil, el cemento, la papelera, el vidrio, la azucarera y los propios monopolios públicos como Campsa, Telefónica o Tabacalera". 

 

5.- Déficit Social. Diversos autores han estudiado a fondo sobre el subdesarrollo social de nuestro país, y el déficit que sufrimos en las facetas de nuestro Estado del Bienestar, con respecto a los países de nuestro entorno (véase al respecto la extensa y magnífica obra de Vicenç Navarro). En resumidas cuentas, existe una protección social muy escasa frente a los países de nuestro entorno (manifestada desde el Salario Mínimo Interprofesional, hasta el porcentaje de la población que trabaja en los ámbitos de los servicios públicos que tienen que ver con el desarrollo del Estado del Bienestar), debido a las constantes restricciones presupuestarias, además de la presión ideológica de nuestra perversa patronal, reforzada por las presiones internacionales del neoliberalismo imperante (actualmente y sobre todo, la Troika europea). 

 

6.- Débil vinculación de la economía española con el exterior. La apertura económica de 1959 en plena dictadura, se dio con un modelo productivo que basaba su competitividad en bajos salarios, así como en los favores administrativos que la dictadura ofrecía a las compañías multinacionales, así como en la expansión del turismo y la devaluación monetaria. Al abrirse tras la dictadura España a la Unión Europea, incrementaría sus fondos de cohesión, pero a costa de perder sectores estratégicos de nuestra economía, a costa de poner en marcha una profunda reversión de nuestro modelo industrial, y a costa de perder el mecanismo de devaluación de nuestra moneda, como consecuencia de nuestra entrada en el sistema de la Moneda Única, el euro. 

 

7.- Política de contención salarial. En este sentido, España sería el único país donde no crecerían los salarios reales de los/as trabajadores/as entre 1995 y 2005, dentro del contexto de los países de la OCDE. Ello es parte de la estrategia de esta convergencia económica por la vía de los bajos salarios, la baja especialización y la falta de grandes inversiones que hubiesen necesitado de una mayor presión fiscal e impositiva sobre las clases altas de nuestro país, lo que hubiera contenido también el crecimiento desmedido de las desigualdades sociales. 

 

Todos estos factores proceden del franquismo, y fueron determinando las principales líneas políticas del Régimen surgido de la Constitución de 1978, que como hemos afirmado y estudiaremos más a fondo en su momento, no aprovechó para sanear nuestras relaciones laborales, económicas y sociales, sino que contribuyó a blindar y perpetuar las estructuras de poder franquistas, así como el aparato represor procedente del régimen de Franco. Tal "herencia" lastraría nuestras posibilidades económicas y sociales, imposibilitando la vuelta a las directrices económicas y sociales desarrolladas durante la breve experiencia de la Segunda República, y ello, además, se acrecienta sobre todo a raíz del Tratado de Maastricht de 1992, donde se imponen las más fanáticas y estrictas teorías neoliberales, y a las cuales quedamos consagrados con nuestra pertenencia a esta Unión Europea del gran capital, de los mercaderes y de los poderes financieros. Continuaremos en siguientes entregas.

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